La ética del medioambiente: implicaciones para la sostenibilidad de la paz

Mariela Inés Sánchez Cardona

Por: Mariela Inés Sánchez Cardona*

Indudablemente, los diferentes niveles de violencia que permean las esferas tanto individuales como sociales están generando temores y revelando cada vez más la posible fragilidad del ser humano para controlar y prevenir dicho fenómeno. En esta perspectiva se amerita, ahora más que nunca, generar profundas reflexiones desde las humanidades en pro de tener como norte la construcción de una verdadera cultura de paz que nos permita pensar en un mundo en el que a cada individuo se le pueda garantizar la satisfacción de sus necesidades con un estándar de calidad de vida digna. En este sentido, es necesario el compromiso de cada persona y de cada institución –pública o privada– en aras de realizar dicho cometido, el cual deberá dar respuesta a los verdaderos problemas sociales de la humanidad, y que la paz sea el hilo conductor de las discusiones académicas.

Cada momento o instante en el que se perciba la violación del derecho humano a la paz debe generar un llamado a tomar conciencia de que todos somos una unidad y de que el dolor y el sufrimiento de cada ser viviente en el planeta nos afecta a todos, porque todos estamos conectados bajo un mismo cielo, donde no existen actos individuales sino sociales.

Los estudios de la paz han estado avanzando con esta perspectiva, por ello encontramos cada vez más investigaciones en torno a la paz cuyos análisis incluyen no solo la perspectiva de toda clase de violencia hacia otras personas, otras comunidades y el Estado, sino que también se están abordando temas que incluyen las problemáticas del medioambiente. En este orden de ideas, se pretende cada vez más generar, desde la academia, una masa crítica integral en pro de conservar los recursos naturales como una forma de salvar muchas vidas y garantizar la supervivencia de la humanidad desde una perspectiva ética, entendida esta como la obligación moral que se debe tener en la concordancia con la naturaleza.

En este actuar ético se debe pensar que todo comportamiento bueno o malo que se construya con el universo tiene unas repercusiones en el otro u otros (todo ser viviente) que habitan el mundo; por ello el actuar del individuo con el ecosistema debe deliberarse desde una responsabilidad integral con todo aquel que coexiste en el planeta, porque el derecho a vivir en un ambiente saludable no debe ser un privilegio de unos pocos sino de toda la humanidad, por ello “el nuevo orden económico internacional debería ser sostenible, con el debido respeto por el medio ambiente”2.

Los estudios de la paz han avanzado en esta profunda preocupación de educar en la ética del medioambiente y conectar al ser humano en su cuidado, muestra de lo cual ha sido el desarrollo de la teoría de la paz Gaia, que pretende integrar al ser humano con el cosmos, la naturaleza y medioambiente en general. En este sentido, no será posible una paz global, es decir, un desarrollo humano sostenible para toda la humanidad, sin respetar también los derechos del medioambiente.

El objetivo central de la paz Gaia es el cuidado de la naturaleza y de la calidad de esta relación integral con el ecosistema. Los fundamentos de esta tesis centran la atención en la interconexión que tiene el ser humano con el planeta, y es a través de dichas raíces y dependencia profunda que tenemos unos de otros en la que se pueden desarrollar principios de solidaridad en busca de una paz sostenible3.

En esta dirección, la idea de una paz Gaia surge del pensamiento de una ecología como paradigma, basada en una nueva inteligibilidad sistémica y compleja donde se niega la fragmentación de los seres humanos entre sí y su aislamiento con del entorno. Se plantea “una ética ambiental que reivindica los valores del humanismo: la integridad humana, el sentido de la existencia, la solidaridad social, el reencantamiento de la vida y la erotización del mundo”4.

Los planteamientos de Jiménez Bautista5 apuntan al desarrollo de la ecología social, de tal manera que atenuando los aportes de la teoría Gaia se complementaría una nueva percepción de ver la paz en diferentes manifestaciones y relaciones con la naturaleza. La ecología social ejerce más una acción deconstructiva de la violencia (directa, estructural y cultural) del sistema en un contexto crítico y racional. La ecología profunda con el enfoque que va más allá de la razón posibilita esa vivencia de extensión de la propia identidad en un abrazo que acoge a la naturaleza6. La teoría Gaia nos posibilita extender el enfoque de la ecología profunda, con su vivencia transpersonal a todo el planeta, y en estas conexiones es importante buscar y analizar los matices de la paz Gaia. Esta visión aporta a la coexistencia integral con nosotros mismos y con el medioambiente como una forma de contribuir con la paz en el planeta.

Desde esta misma perspectiva, el mundo en general deberá estudiar los orígenes de la desconexión del ser humano consigo mismo, con los otros y con la naturaleza, y las implicaciones que tiene para la convivencia armoniosa. Innegablemente, el distanciamiento entre las relaciones de las personas y la naturaleza misma ha aumentado los niveles de soledad y deteriorado la posibilidad de construir entre todos una sociedad donde todos tengamos los mismos derechos a vivir en fraternidad con todo ser viviente. Se expresan ahora sentimientos de miedo e inseguridad y falta de compromiso por el cuidado del otro y este muro invisible pero real en la coexistencia está llevando al ser humano cada vez más a aumentar la soledad, fenómeno que obstaculiza el desarrollo de procesos de solidaridad, sensibilidad y compromiso por cada ser viviente del universo.

 

Nota: esta columna fue publicada originalmente en el portal https://periodico.unal.edu.co/opinion/la-etica-del-medioambiente-implicaciones-para-la-sostenibilidad-de-la-paz, y se reproduce en este espacio con autorización de su autora

________________________________

* Investigadora del grupo Constitucionalismo Comparado (CC) de la Universidad Nacional de Colombia, (UNAL) sede Sede Bogotá, donde en el cual dirige la línea de investigación “Constitucionalismo y paz”. Doctora en Estudios de pazPaz, conflicto Conflicto y desarrollo Desarrollo de la Universidad Jaume I Castellón, España (2012); International Master in Peace, Conflict and Development Studies de la misma Universidad (2007). Psicóloga de la Universidad de San Buenaventura, Medellín (1989). Es autora de los libros: Encrucijadas del derecho humano a la paz (2012) y Educación para la cultura de paz: Una aproximación psicopedagógica (2ª ed. de 2016).

2 Villán, C. (2014). El derecho humano a la paz, en. Anuario Iberoamericano de Derecho Internacional Penal, ANIDIP, vol. 2, pp. 10-42. Bogotá.

3 Sánchez Cardona, M. (2016a). Falsos paradigmas de paz en el postconflicto en Colombia,. en: Marquardt, B. (Ed.), La paz a través del Derecho y la Constitución. Anuario VI del grupo de Investigación CC Constitucionalismo comparado, Bogotá, Ed. Ibáñez, págs. 600-6024.

4Leff, E. (2015). La esperanza de un futuro sustentable: utopía de la educación ambiental. En: , en López, M. y Jiménez Bautista, F. (Eds.), Contra la deshumanización saberes y reflexiones desde la paz. Loja, págs. 129-156.

Jiménez Bautista, F. (2004). Propuesta de una Epistemología Antropológica para la Paz, en. Convergencia, Revista de Ciencias Sociales, No. 34, 21–-54.

Fernández Herrería, A. (2004), “Paz Gaia”, “Paz Intercultural”, “Paz Interna”, “Paz Social”. En: López Martínez, M. (Dir.), Enciclopedia de Paz y Conflictos, Granada: Universidad de Granada / Consejería de Educación y Ciencia, págs. 894–-920.